domingo, 23 de febrero de 2003

Suicidio

Con relación a la tasa de suicidios que se duplicó en doce años (Público, 23 de febrero del 2003), vale la pena analizar las causas que originan este doloroso desenlace que por ser hipercomplejo las explicaciones son insuficientes.

Sin embargo, podría estar ligado a la dualidad Euforia–Depresión y, en gran parte, al añejo divorcio entre sociedad civil y autoridades sanitarias y educativas. No se conoce el Programa Nacional de Salud en dónde se hace énfasis en la ciudadanización de la salud. En los libros de texto obligatorio no se habla de medidas preventivas sobre la salud. Es insuficiente vacunar. La costosa solución de donar órganos es insuficiente y, hemos visto ya, sus consecuencias. No basta luchar contra la muerte en un hospital. ¿Qué hacemos para evitar los infartos y la diabetes que son las principales causas de los fallecimientos en México? ¡Se incrementan en progresión geométrica al igual que los suicidios!

El exceso de sal nos agota y mata. ¿Cuánto sodio debe comer una persona al año para mantenerse sana? Basta un kilo de sal al año; significa un requerimiento de tres gramos diarios; estamos consumiendo ocho kilos al año por persona sin darnos cuenta. Esta exquisita droga de sabor es aprovechada por la publicidad aplastante de las papitas que nos reta diciendo: “A que no puedes comer sólo una”.

Por otro lado, el azúcar enloquece, la adrenalina fluye a raudales, sin control alguno. Es un latigazo de energía; nos lleva a la euforia y en pocos minutos nos deprime: De inmediato necesitamos, urgentemente. más dulce. Nos volvemos agresivos, caprichudos e hipersensibles. Consumimos más de cien kilos al año, por persona, cuando bastarían diez kilos. ¿Cuánta azúcar hay en un refresco? Somos campeones mundiales en su consumo. Los fabricantes se la ingenian para vendernos más en forma invisible. El contenido dulce de la salsa “catsup” es de 27%. Nuestros hábitos alimenticios se han modificado radicalmente, gracias a la publicidad. Recordemos que “el pez por la boca muere”. Nuestra sociedad endiosada con la industrialización, no se da cuenta del “festín envenenado” que se le oferta, con repercusiones directas a los costos sanitarios.

Pro Vida, calla ante la epidemia de suicidios, porque no hay una mujer a quien culpar y castigar (¿Pro Muerte?). Vamos México, reparte dinero para que los “jodidos” compren más “mugritos” y perdemos todos, la valiosa oportunidad de organizar a la sociedad civil para mejorar sus hábitos alimenticios. Olvidamos que un peso invertido en salud preventiva, ahorraría miles de pesos en salud correctiva; pero sobre todo, abate el drama del suicidio y la desnutrición de la mayoría.

Aprovechemos los premios y descuentos de los refrescos, que contienen el 20% de dulce, mientras... un niño más se suicida, víctima de nuestra “cultura” consumista.

Juandiegouribe
Publicado en Correo Público
23 de febrero del 2003
Guadalajara, Jalisco, México.