jueves, 15 de marzo de 2007

Admiro

Admiro la fortaleza del extraordinario ciclista Lance Armstrong, quien logró levantarse de una enfermedad terminal, para conquistar una serie de triunfos sin mostrar agotamiento alguno; sin utilizar ninguna sustancia prohibida.

En el cáncer, como en muchas enfermedades degenerativas, incluyendo la fatiga crónica, se observa un incremento sustancial de la temperatura corporal, especialmente concentrada en vientre, es decir, mientras que la cintura se calienta, las extremidades y otras zonas del cuerpo se muestran frías. Esto es importante ya que el organismo transforma los nutrientes en energía para poder realizar todas las actividades del organismo y no para desperdiciarlas en calor.

Es lo mismo que le pasa a un automóvil cuando se sobrecalienta su motor y, como consecuencia, pierde potencia. Seguramente que Armstrong aprendió a sentarse en agua con hielo cuando padeció cáncer y después de bajarse de la bicicleta. Estas terapias físicas son exactas y saludables.

En medicina biofísica normalizan la hipertensión arterial de los pacientes, sentándolos en agua con hielo. Por otro lado, el sabio cardiólogo Demetrio Sodi Pallares, quien nunca puso marcapasos y, quien trató, con mucho éxito, a enfermos terminales de cáncer, con una dieta baja en sodio y rica en potasio, aplicándoles también el suero intravenoso de glucosa, insulina y potasio; para formar glucógeno (glucosa de reserva en el interior de la célula), protegiendo así de la “quimio” a las células sanas. El potasio neutraliza el ácido láctico causante del cansancio muscular, resultante del esfuerzo físico y del estrés. La falta de glucógeno es la causa del infarto, del cáncer y de muchas otras enfermedades. Sin energía no hay vida, ni orden celular. Bañándonos con agua fría no solamente estamos ahorrando gas o electricidad, sino que principalmente, estamos haciendo más eficiente a nuestro organismo. La natación en agua fría debería ser materia obligada en secundaria, por sus múltiples beneficios para la salud y la autoestima. Debemos educar para resolver problemas.


Juandiegouribe
15 de marzo del 2007
Guadalajara, Jalisco, México

Prueba del gato

Para todos nuestros políticos debemos aplicarles “la prueba del gato”. Se trata de observar el comportamiento del animal (me refiero al gato) cuando se le acercan a él. Si el gatito, al ver al político huye espantado, podemos afirmar que estamos delante de un “perro”. Pero si el gatito, por el contrario, se le abalanza al político, podemos concluir que estamos en presencia de una “rata” y, si recula paralizado, entonces estamos frente a un desalmado (cruel e inhumano porque se le partió el alma en los juegos de azar).

Esta misma prueba en presencia de Habas y cual suele provocarle abundante vómito y diarrea sanguinolenta y mortal. ¡Pobre gato!

Juandiegouribe
15 de marzo del 2007
Guadalajara, Jalisco, México