En apoyo a la carta de Jorge Suárez Huízar (“Recuerda definición de Iglesia”, MURAL, 29 de Agosto del 2002), en la que menciona muy acertadamente, que el cuerpo místico de Jesucristo lo formamos todos los bautizados. Por esta razón, debemos preguntarnos: ¿cómo podemos ser mejores?, ¿cómo podemos ayudarnos mutuamente para que tenga sentido “la gracia de los sacramentos” que recibimos?, ¿cómo se puede mejorar la formación de los sacerdotes, que por la debilidad de algunos de ellos, “La Iglesia” está siendo atacada?
¿Debemos seguir aceptando a menores de edad en los seminarios y casas de religiosas? ¿No es mejor, que ingresen después de que cumplan sus dieciocho años, respetando sus derechos humanos, contemplados en los tratados internacionales de los cuales México es signatario y que antes no existían, por lo que las autoridades ahora, están obligadas a proteger a los menores de edad; pero sobre todo, para que no quede ninguna duda, de su opción por consagrarse para siempre al servicio de Dios?
Por último, no se vale que se exalte el celibato con menosprecio del matrimonio. Al cura que se casa lo consideran traidor, lo mantienen marginado y no le conceden ningún merito, ni mucho menos, prestación alguna por sus servicios. La otra opción por el matrimonio no es un delito, por el contrario, es un valioso sacramento bendecido por Dios; es un mandato de nuestra madre naturaleza para perpetuar la especie humana. ¡Bendita madre Tierra, que eres fecundada por mi padre Sol, con torrentes de lluvia y caricias de viento! Esta es la trama de la vida. Es mejor que se casen a que tengan hijos regados o induzcan al aborto, por conservar su vocación, como en la película tan comentada.
¿Debemos seguir aceptando a menores de edad en los seminarios y casas de religiosas? ¿No es mejor, que ingresen después de que cumplan sus dieciocho años, respetando sus derechos humanos, contemplados en los tratados internacionales de los cuales México es signatario y que antes no existían, por lo que las autoridades ahora, están obligadas a proteger a los menores de edad; pero sobre todo, para que no quede ninguna duda, de su opción por consagrarse para siempre al servicio de Dios?
Por último, no se vale que se exalte el celibato con menosprecio del matrimonio. Al cura que se casa lo consideran traidor, lo mantienen marginado y no le conceden ningún merito, ni mucho menos, prestación alguna por sus servicios. La otra opción por el matrimonio no es un delito, por el contrario, es un valioso sacramento bendecido por Dios; es un mandato de nuestra madre naturaleza para perpetuar la especie humana. ¡Bendita madre Tierra, que eres fecundada por mi padre Sol, con torrentes de lluvia y caricias de viento! Esta es la trama de la vida. Es mejor que se casen a que tengan hijos regados o induzcan al aborto, por conservar su vocación, como en la película tan comentada.
Juandiegouribe
Cartas a Mural
29 de agosto del 2001
Guadalajara, Jalisco, México
Cartas a Mural
29 de agosto del 2001
Guadalajara, Jalisco, México