martes, 4 de junio de 2002

Chapo y Cardenal

Las precisiones de Luis González de Alba en su escrito “La soledad de Jorge Carpizo” (Público, 3 de Junio de 2002), son muy valiosas, sin embargo, en lo que afirma en el punto 3: “Que el Cardenal murió porque llegó en un auto Grand Marquis blanco igual a uno de los autos del “Chapo Guzmán”...”, Me queda muy claro, que el narcotraficante de referencia, tenía varios autos y que siempre va en caravana, supongo, por su forma de operar en “Grandes ligas”, viaja en convoy. El “Chapo”, nunca viaja solo, siempre lleva “madrinas”. Sus movimientos son todo un operativo de seguridad, con la participación de jefes policíacos implicados en el “negocio”, quienes le brindan la protección necesaria. Entonces, para matar al “Chapo”, se requería otro operativo similar.

Los sicarios que van a disparar, vuelvo a suponer, van siempre acompañados de un jefe de grupo, responsable de señalar a la víctima a quien conocen a la perfección y, obviamente, coordinado con el superior y todo su equipo; algunos de ellos, lo identificaron al pasar por el puesto de control, ubicado en el único ingreso que tiene el aeropuerto, con la carretera a Chapala y fueron ellos, los que dieron la voz de alarma, ya paso el “Chapo”, va sólo con su chofer, en su Grand Marquis blanco. ¡No fallen c...!¡Échense a otros para confundir!

Luego nos relata González de Alba: “Vieron llegar el auto y dijeron: “Ya llegó”. Llegó el “Chapo” (¿cómo, supieron que era el auto?)”. Estaban tan seguros de haber cumplido con la encomienda, que ni tiro de gracia le dieron, les urgía cobrar la paga. Habían matado al del Grand Marquis blanco, esa era la orden.

Y, como se trata de una “confusión”, en un espacio, curiosamente, federal, Carpizo se ha dedicado a dar explicaciones sin detener a nadie (más que el “Negro”, al parecer, presunto, asesino solitario). González de Alba, afirma que sí es posible confundir a la madre Teresa con Madonna. Se le olvida, que el asesinato fue en un estacionamiento de paga, donde curiosamente no suelen llegar ni las estrellas de cine, como Madonna, ni el Gran jefe de los narcos, el grandioso “Chapo”, que nos demostró, una vez más, que no se estaciona en ningún lado, mucho menos en el Penal de Puente Grande (¿le pagaron ya el favor?).

El rapidísimo nintendo de Carpizo, no sólo fue para calmar la opinión pública nacional e internacional, fue también, un mensaje para tranquilizar al nuncio apostólico Gerolamo Prigione “un grillo de alto nivel”, “uno de los personajes más interesantes y conspicuos de la historia reciente del país (Diego Petersen, Público, 25 de Mayo 2002)”, quien fuera utilizado para que Posadas fuera, inexplicablemente solo (en una Arquidiócesis tan fiestera), al aeropuerto a recogerlo por asuntos personales. Con razón, monseñor Prigione, aceptó sumisa, servil y convenencieramente la hipótesis de la confusión. “Tanto peca el que mata ...como el que...”


Juandiegouribe
Correo Público
4 de Junio de 2002
Guadalajara, Jalisco, México