viernes, 1 de agosto de 2003

Para el mal, un mezcal

Entre las definiciones de genéricos y similares para la “salud” olvidamos la importancia de la prevención de las enfermedades. ¡Levantemos la copa de vino y digamos salud! ¡Dejémonos de pastillas!

“Para todo mal un mezcal y, para todo bien, también”. El estrés nos enferma y mata. Se agotaron las energías. La pérdida de glucógeno, glucosa almacenada en el interior de nuestras células da origen al infarto y a las diversas enfermedades. Sin energía no hay vida. El alcohol instantáneamente nos da energía (adenosintrifosfato y glucógeno) y, por consiguiente, nos relaja. ¡Hay que festejar la vida, la salud y hasta la enfermedad! Motivos sobran.

Los europeos consumen vino de mesa y nuestros antepasados bebieron pulque. Otras culturas se mantienen sanas y longevas con vodka, ron, ginebra, oporto, etcétera. El secreto es la moderación en la cantidad (el exceso deprime) y no en la frecuencia. Todos los días para poder soportar a nuestros “ilustres” políticos. El éxito de las terapias alternativas, se debe en gran parte, a que usan alcohol en sus remedios. Muchos los consideran placebos, pero se les olvida que azúcar y alcohol son hidratos de carbono. Un “chochito” produce suficiente energía en un determinado momento, para sentirse aliviado y relajado, evitando así, los daños del estrés. Con tantos avances científicos y tantas especialidades médicas, de suyo muy valiosas; se nos olvida que nuestro organismo no tiene partes aisladas, que somos una unidad organizada y, que se requiere energía, para funcionar correctamente. No se puede realizar ninguna actividad si no tenemos combustible. Por eso, las medicinas químicas son fatales en una persona agotada.

A Dios rogándole salud levantando la copa de vino y comiéndonos un taquito calientito de frijolitos, a tiempo y bien masticaditos. “Primero beber y comer que ser cristianos”, “Vino, mujeres y canto”, ¡Buen provecho!


Juandiegouribe
Publicado en Correo Público
1 de agosto de 2003

Guadalajara, Jalisco, México.