“Yo, la peor de todas” firma que utilizaba Sor Juana en sus escritos, no ha sido suficientemente descifrada, quizá, porque no hemos comprendido del todo su dimensión cósmica. Se trata de un logogrifico: forma enigmática de manejar las palabras, para que resulte difícil descifrar su significado, que se encuentra oculto al análisis superficial.
Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, sabía que no podía hablar claro, por eso, vestía sus ideas con un ropaje barroco, a pesar de ser una enamorada de la sinceridad y tener una fuerza poética extraordinaria... ¡tenía que callar!: “aquellas cosas que no se pueden decir es menester decir siquiera que no se pueden decir, para que se entienda que el callar, no es no saber qué decir; sino no caber en las voces lo mucho que hay que decir”.
Estamos ante una audaz y genial personalidad; conciente del oscurantismo de la época, cuyo instrumento represor era la Santa Inquisición. Sus conocimientos científicos de astronomía debía mantenerlos ocultos, ya que podían confundirlos con el culto a los astros y quemarla viva.
“Yo”, sonido esférico y brillante como la luna; eterna enigmática, máscara adecuada para una extraordinaria y bella mujer, que desde su infancia era una luminaria radiante que vivía en el universo. Ella como la luna se manifiesta seductora y magnetizante...
Mientras que “...la peor de todas”, se puede insertar en el ecuador inclinado de la tierra (escrita con sangre derramada de la víctimas).
Que fortuna es contar con la Luna Asbaje, premio mayor de la lotería cósmica, que nos ilumina con su mirada y su sonrisa enigmática; nos dice en su poema Sentimientos de Ausente: “Escúchame con los ojos” (yo, la peor de todas) “ya que están tan distantes los oídos” (la razón y el conocimiento eclipsados) como luego lo describe en su poema Primero Sueño (Proceso 1468) inspirada por un eclipse de luna ocurrido en México hace 320 años, y que inicia así: “Piramidal, funesta, de la tierra nacida sombra”...
“Yo, la peor de todas”, (?)
Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, sabía que no podía hablar claro, por eso, vestía sus ideas con un ropaje barroco, a pesar de ser una enamorada de la sinceridad y tener una fuerza poética extraordinaria... ¡tenía que callar!: “aquellas cosas que no se pueden decir es menester decir siquiera que no se pueden decir, para que se entienda que el callar, no es no saber qué decir; sino no caber en las voces lo mucho que hay que decir”.
Estamos ante una audaz y genial personalidad; conciente del oscurantismo de la época, cuyo instrumento represor era la Santa Inquisición. Sus conocimientos científicos de astronomía debía mantenerlos ocultos, ya que podían confundirlos con el culto a los astros y quemarla viva.
“Yo”, sonido esférico y brillante como la luna; eterna enigmática, máscara adecuada para una extraordinaria y bella mujer, que desde su infancia era una luminaria radiante que vivía en el universo. Ella como la luna se manifiesta seductora y magnetizante...
Mientras que “...la peor de todas”, se puede insertar en el ecuador inclinado de la tierra (escrita con sangre derramada de la víctimas).
Que fortuna es contar con la Luna Asbaje, premio mayor de la lotería cósmica, que nos ilumina con su mirada y su sonrisa enigmática; nos dice en su poema Sentimientos de Ausente: “Escúchame con los ojos” (yo, la peor de todas) “ya que están tan distantes los oídos” (la razón y el conocimiento eclipsados) como luego lo describe en su poema Primero Sueño (Proceso 1468) inspirada por un eclipse de luna ocurrido en México hace 320 años, y que inicia así: “Piramidal, funesta, de la tierra nacida sombra”...
“Yo, la peor de todas”, (?)
Josefina Morfín López
Guadalajara, Jalisco, México.
Guadalajara, Jalisco, México.